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Cómo funciona la Astrología (2) – La influencia astral

A medida que el conocimiento humano se fue desarrollando, la teoría astrológico-religiosa que prosperó en el mundo antiguo, fue perdiendo vigencia. Los viejos dioses fueron sustituidos por el nuevo dios crucificado. El auge del cristianismo y su rechazo del arte astrológico hizo que el estudio de las influencias astrales pasase a ser patrimonio exclusivo de los pueblos islámico y hebreo. Sólo después de un amplio paréntesis, la astrología volvió a la cultura occidental sin que en ese intervalo se hubieran hecho avances significativos en cuanto al estudio de su naturaleza.

Con la llegada del Renacimiento, la astrología volvió a ser objeto de estudio por parte de los intelectuales europeos. Personajes de la talla del florentino Marsilio Ficino (1433-1499) contribuyeron a dar un nuevo auge a los estudios astrales y aportaron un enfoque más humanista y personal, en consonancia con la filosofía imperante en su época. A partir de esta época, la astrología deja de ser un instrumento político en manos de los gobernantes y comienza a convertirse en lo que es ahora, una herramienta al alcance de todas las personas.

Pero el humanismo renacentista vino acompañado de una revolución, que al principio se manifestó de forma silenciosa, pero que con el paso de los siglos ha acabado triunfando. Esta revolución se basó en lo que por entonces era una forma novedosa de entender la realidad, el pensamiento científico.

Para los nuevos revolucionarios de la ciencia, los hechos físicos no suceden por voluntad divina, sino que hay causas materiales que provocan efectos tangibles. Estos efectos pueden ser además medidos y repetidos en experimentación. Aunque como sabemos, este nuevo pensamiento chocó al principio con la animadversión de la Iglesia, con el tiempo se fue haciendo un hueco cada vez más ancho en la sociedad.

Es cierto que los primeros astrónomos modernos, como Kepler, fueron también astrólogos, pero no cabe duda de que el pensamiento científico, desde su inicio, empezó a erosionar las bases de la astrología. Si no es posible conocer y medir la relación entre astros y hombres, ¿cómo se puede afirmar que tal relación existe?

No es extraño, por tanto, que, a principios del siglo XX, los astrólogos comenzaran a investigar las influencias físicas de los astros sobre la Tierra. Las emisiones electromagnéticas del Sol y la influencia gravitatoria de la luna son hechos incuestionables que empezaron a esgrimirse como probables causas originarias del hecho astral. Del mismo modo que estos cuerpos regulan la vida sobre la Tierra, no se puede descartar que, en menor medida, el resto de los planetas del sistema solar tengan un efecto gravitatorio o magnético sobre nosotros.

Pero la teoría de la influencia astral (también llamada cosmobiología) presenta una dificultad derivada de su propia formulación. Si se pretende explicar la influencia planetaria desde una perspectiva física, deben presentarse pruebas físicas que avalen esta pretensión de forma categórica. Esto debe ser válido no sólo para los casos más evidentes como el Sol y la Luna, sino para el resto de los planetas. La verdad es que dichas pruebas, referidas al resto de los planetas, no existen hoy por hoy.

Por otro lado, esta teoría presenta otra debilidad evidente, y es que, si hay una influencia física de los planetas, ésta tendrá que ser proporcional a la masa, a la distancia de ese planeta con la Tierra y a otros valores como la fuerza de su campo magnético. Pero si Plutón está 40 veces más lejos de la Tierra que el Sol, y su masa es 157 millones de veces menor que la de nuestro astro, el Sol debería ser inmensamente más importante que Plutón en una carta astral. Llevando este argumento a sus últimas consecuencias, y dado que el Sol contiene el 99,8% de la masa total de nuestro sistema solar, parecería absurdo analizar la influencia de cualquier otro planeta que no fuera él.

Pero la realidad del análisis astrológico es otra muy diferente. Plutón sí es importante en una Carta Astral, y esto se debe a que aporta un simbolismo que no podemos encontrar en ningún otro planeta. Como la potencia astrológica de un planeta depende de su situación en cada Carta concreta, puede muy bien suceder que Plutón sea trascendental para una persona, al tiempo que su Sol tenga una influencia bastante débil. La teoría de la influencia astral falla a la hora de explicar estos hechos que, por otro lado, son bastante comunes.