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El ciclo de la vida y los Retornos planetarios (2)

Por Cristelle Iorio y Octavio Déniz

Júpiter y los ciclos de vida

A la hora de analizar el ciclo de retorno de Júpiter, podemos dividirlo en cuatro partes que se corresponden con los cuatro aspectos esenciales que este planeta forma con su posición natal. Como una revolución completa de Júpiter dura 12 años, cada fase del ciclo se produce cada 3 años.

Cuando Júpiter pasa por la oposición a su lugar natal, nos obligará a revisar nuestros conceptos acerca de cómo nos relacionamos con el mundo. Puede ser un momento de cierta retracción, en el que quizá sintamos que no todo fluye como debería, o en el que deseemos entrar en nuestro territorio interior para valorar en qué ámbitos queremos crecer y en cuáles no deberíamos empeñar más nuestras energías.

Cuando Júpiter completa un retorno, sentimos que nuestras energías se vuelven más expansivas. Es un momento para iniciar proyectos o para abrirnos a nuevas relaciones sociales. Sin duda, puede ser un tiempo de ciertos excesos, puesto que hay mayor desprendimiento de lo material, que ya no parece tan importante, y se puede dar un creciente interés por cuestiones espirituales.

Júpiter nos permite hasta siete ciclos completos en el transcurso de una vida.

Saturno y los ciclos de vida

Saturno tarda unos 29,5 años de promedio en dar una vuelta completa alrededor del zodiaco. Esto supone que las cuatro partes de su ciclo tienen una duración de poco más de 7 años, aproximadamente. Así que cada siete años, Saturno nos invita a que nos pongamos en orden con nuestras ambiciones y encontremos claridad en nuestras ideas.

La primera y la segunda cuadratura indican momentos de cierta crisis interior, en los que la conexión entre deseo y realidad se hace difícil, pero necesaria. Aquí es probable que no hagamos caso de las ideas de Saturno y decidamos dar más valor a los sueños que a las realidades.

En los momentos en que se produce la oposición, la tendencia a no querer evolucionar es muy fuerte, pero las circunstancias del entorno nos estarán empujando a aprovechar el impulso y madurar.

Pero cuando Saturno alcanza el punto de retorno, la evolución interior se hace evidente. Es un momento de seriedad, de maduración, en la que muchas personas se retraen y quieren organizar su vida de un modo más consciente y realista. De manera que no salimos de ese instante con la misma visión de la realidad que teníamos al llegar a él. Al finalizar cada paso de Saturno por su lugar radical, nuestra alma es más sabia, y también somos capaces de hacer más y de conseguir más. Es un cambio profundo que beneficia a aquellos que se lo toman como lo que es: una crisis de madurez.

A lo largo de la vida podemos vivir unos tres ciclos completos de Saturno.

Urano y los ciclos de vida

La conexión de Urano con su posición natal se relaciona con crisis profundas que nos obligan a renovar nuestra vida. La primera crisis uraniana se da, como promedio, en torno a los 21 años de edad, cuando el planeta hace su primera cuadratura consigo mismo. Este es el momento en que comienza la juventud, donde empezamos a contemplar la vida desde una perspectiva revolucionaria para poder construir una identidad propia, aunque las ideas se pueden volver también algo más rígidas. En este instante, la vida nos está revelando la necesidad de aunar la rebeldía con la paulatina comprensión de que la realidad no es tan fácil de transformar. Este es un momento para buscar la autonomía, sea material o mental, para empezar a explorar el mundo e incluso para vivir aventuras. Es un tiempo donde nos identificamos con el núcleo de los amigos, pero en el que también empezamos a separarnos de él para empezar a trazar un camino, sea en solitario o en compañía de una pareja.

Dicho esto, el gran acontecimiento relacionado con este planeta se produce en torno a los 42 años, en la oposición de Urano a su lugar natal. Esta es la “crisis de la mitad de la vida”. Un momento en el cual somos dolorosamente conscientes de que, para poder tener una existencia de calidad, tenemos que empezar a elegir y a renunciar. Pero si somos capaces de sobreponernos a la decepción que supone este momento, quizás nos demos cuenta de que estamos realmente en la cima de la montaña, en el mejor momento de la vida. Ciertamente ya no somos jóvenes, pero tampoco ancianos. Tenemos energía, sabiduría y muchos años por delante para cumplir muchos sueños. Quien supera con madurez esta etapa sin caer en los sueños absurdos de una juventud perdida, podrá afrontar con maestría todos los años que le quedan por vivir.

La segunda cuadratura de Urano con su posición natal se da en torno a los 63 años de edad. A diferencia de la primera, en la que estábamos aprendiendo a construir un camino propio, aquí nos encontramos con que ya hemos andado gran parte de nuestro recorrido vital. Ahora se trata de separarnos de todo aquello que ya no es útil para la etapa que estamos a punto de comenzar. Es un momento para descubrir qué podemos hacer para disfrutar más del tiempo que nos queda por vivir. Para aquellos que han funcionado según las normas sociales y que no han desarrollado su individualidad, puede ser un instante de crisis, ya que se cuestionarán el sentido de la vida.

En torno a los 84 años de edad se da el retorno de Urano. Ahora hemos llegado al punto en que hemos completado las obligaciones que teníamos con la sociedad y la energía de modo natural se vuelve al interior. Las personas que lleguen a este momento con lucidez mental, podrán hacer un balance de su vida y prepararse para el tránsito que está cerca de producirse. Es un momento para sentir la liberación que antecede a la partida de esta realidad.

Neptuno y los ciclos de vida

El largo ciclo de Neptuno sólo nos permite conocer dos aspectos de su energía a lo largo de nuestra vida. El primero es la cuadratura, que se produce entre los 40 y los 42 años de edad. En ese momento sentimos una gran discrepancia entre lo que hasta ese momento habíamos deseado y la realidad de nuestra vida. Todo lo inalcanzado se presenta ahora como inalcanzable. Pero por ese motivo, porque no todos aceptan la frustración, se produce una sensación de volatilidad y un deseo de escapismo. Como este planeta está también asociado con el concepto de sacrificio, este puede ser un tiempo en el que tengamos que sacrificar algo para obtener algo. Quizá sean nuestras ilusiones, o quizás tengamos que situarnos en una posición de servicio.

El segundo aspecto del ciclo de Neptuno es la oposición a su lugar natal, que se da entre los 80 y los 84 años. Este tránsito nos conecta con una etapa de desarrollo espiritual en la que se necesita buscar una referencia más amplia en la que encuadrar nuestra vida. En el plano simbólico, la oposición neptuniana nos pone en contacto con una dimensión espiritual muy profunda. Ahora ha llegado el momento de prepararse para el gran viaje, que emprenderemos de modo inevitable antes o después. Es un tiempo para buscar el significado de las experiencias, para valorar lo que nos espera en el otro lado. En los casos más desafortunados, esta energía disolvente hace que la mente se nuble y que el cuerpo entre en un estado de letargo que anticipa el final de la vida física.

Plutón y los ciclos de vida

Como el ciclo de Plutón es tan largo, casi dos siglos y medio, a lo máximo que podemos aspirar en nuestra vida es a conocer los efectos de la cuadratura de este planeta con su posición natal. Según el año en que se haya nacido, este tránsito se puede dar a una edad tan temprana como los 37 años o tan tardía como los 73.

Cuando Plutón entra en contacto consigo mismo a través de una cuadratura, nos revela aquellas partes de nuestro ser que están insatisfechas, disconformes consigo mismas. Es un tiempo de profunda purificación, en el que podemos experimentar ciertas pérdidas que se vivirán como injustas en un primer momento, pero que se revelarán más adelante como partes de un proceso necesario. Estas pérdidas nos obligan a mirar la vida de un modo más hondo, ya que se trata de hechos que nos ponen en contacto con algo que está sin desarrollar en nuestro interior, con zonas que son vulnerables en el alma. A algunas personas, estos tránsitos los colocan directamente frente al poder, propio o ajeno. De hecho, este es un momento en que podemos usar nuestro poder con una fuerza inusitada, pero también podemos ser víctimas de abusos por parte de otras personas, o bien de las instituciones. Sea como sea, el tránsito de Plutón por cuadratura a su lugar natal representa un momento de cambio profundo, en el que tendremos que dejar atrás una parte de nosotros para que pueda nacer algo nuevo. Usando la conciencia y el buen juicio, podemos transformar este tiempo en un instante de auténtica evolución personal.

Crisis vitales

Visto lo anterior, es evidente que hay determinadas épocas de la vida en torno a las cuales se acumulan varios retornos planetarios, sea por cuadratura, oposición o conjunción de varios planetas a sus lugares natales. De este modo, a lo largo de una existencia humana observamos cuatro grandes momentos de cambio, en los cuales vivimos la culminación o un pico de intensidad en varios ciclos planetarios. Estos instantes se corresponden con ciertas crisis vitales profundas que se relacionan con fases de maduración.

La primera crisis se da en torno a los 21-24 años de edad. Aquí sentimos los efectos de la primera cuadratura de Urano, la segunda cuadratura de Saturno y el segundo retorno de Júpiter. Urano marca un momento de rebeldía y búsqueda de la libertad. Júpiter, además, nos introduce un proceso de evolución física, mental y sexual muy importante. En cambio, la energía de Saturno nos sitúa en un momento donde estamos buscando cómo salir del núcleo familiar y terminar los estudios.

Cabe mencionar que en cualquier momento entre los 37 y los 73 se producirá la cuadratura de Plutón, añadiendo un toque de profundidad a cualquier ciclo con el que coincida. La acción de este planeta supone una liberación dolorosa e inevitable de las energías en juego.

En torno a los 42-45 años de edad se produce otro momento crítico. Urano se sitúa en oposición a su lugar natal. Neptuno entra en escena, ubicándose en la cuadratura a su espacio radical. Además, tenemos sendas oposiciones de Júpiter y Saturno. Esta configuración tan poderosa nos invita a replantearnos nuestras ambiciones. Es momento de aceptar cambios bruscos en nuestros paradigmas vitales y, además, debemos desprendernos de ciertas ilusiones que nos animaban en la juventud. Es el momento más crítico de la vida en la cual debemos conjugar nuestros ideales con nuestras realidades.

En la etapa entre los 60 y los 63 años, coinciden la segunda cuadratura de Urano y los retornos por conjunción de Júpiter (en su sexto ciclo) y Saturno (segundo ciclo). En muchos países desarrollados este período coincide con la etapa de prejubilación, que supone una serie de cambios que pueden ser vividos como una pequeña crisis. De alguna forma, la estructura social nos obliga a modificar la forma en la que nos vemos y somos vistos. Algunas personas pueden sentirse ahora relegadas a un segundo plano por el entorno.

Por último, en torno a los 80 a 84 años se produce el retorno de Urano, la oposición de Neptuno, una cuadratura de Saturno y el retorno de Júpiter. Esta es una etapa en la que las personas encaran su final. Neptuno nos invita a profundizar en la espiritualidad, mientras que Urano nos señala que el final es un momento de liberación. El acompañamiento de Júpiter y los límites que impone Saturno nos muestran las limitaciones que experimenta nuestro cuerpo de manera inevitable.

Si el recorrido vital ha sido fructífero, la persona podrá despedirse con serenidad e impartiendo lecciones como una verdadera maestra de vida. Acercándonos al tercer retorno de Saturno (90 años), todos los planetas se unen para darnos la conciencia última que necesitamos para transitar el camino hacia la Luz.

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