Por Willian Lilly (Fragmento)
En tu diaria conversación con los cielos, instruye y forma tu mente de acuerdo a la imagen de la Divinidad. Aprende todos los ornamentos de la virtud, sé instruido en ella suficientemente. Sé humanitario, cortés, familiar con todos, fácil de acceder.
No aflijas al desgraciado con el terror de un dictamen cruel, en esos casos, permítele conocer su destino poco a poco, y dirígele para que pida a Dios que cambie el Juicio que pende sobre él.
Sé modesto, dialogante con los sabios, cívico, sobrio, no codicies riquezas. Da limosna al pobre, tanto en dinero como en dictamen. No dejes que la riqueza mundana te induzca a juicios erróneos haciéndote deshonrar el arte, esta ciencia divina.
Ama a los hombres buenos, aprecia especialmente a aquellos hombres honestos que cordialmente estudian este arte.
Sé parco al emitir juicios contra la comunidad en la que vives. No hagas dictámenes sobre la muerte de los gobernantes.
Cásate con una esposa elegida por ti; regocíjate con una buena cantidad de amigos.
Evita la ley y la controversia. Estudia mucho para que puedas ser singular en el arte. No seas extravagante, ni deseoso de saberlo todo. No estés a merced de todos. Sé fiel, tenaz, no traiciones los secretos de nadie. Te encargo que no divulgues nunca lo que se te ha confiado, sea por parte de un amigo o de un enemigo.
Enseña a todos los hombres a vivir bien; sé un buen ejemplo tú mismo. Evita las modas de cada época. Ama a tu país natal.
No te desalientes si hablan mal de ti, la conciencia es tan buena como mil testigos. Dios no deja el pecado sin castigo, ni la mentira sin vengar.
William Lilly – Christian Astrology (1647)