Este artículo forma parte de una serie sobre los Nuevos Planetas Astrológicos.
Orco u Orcus es un cuerpo que pertenece a la categoría de los «plutinos», es decir, semejantes al planeta Plutón. Se trata de pequeños astros rocosos que rotan en órbitas transneptunianas y algunos de los cuales guardan cierta resonancia con el gigante gaseoso que es Neptuno. En concreto, Orco se mueve en la misma órbita que Plutón, pero ambos están separados por una distancia de 120 grados de arco, por lo que nunca se encuentran.
Este cuerpo recibe su nombre, como sucede con todos los plutinos, de una deidad del mundo subterráneo. En concreto, Orcus era un dios del inframundo de la mitología de los etruscos, el pueblo del centro-norte de Italia que precedió al poder romano. La denominación de Orcus parece estar conectada con una oscura deidad griega, Horkos, una palabra que significa literalmente, «juramento». Por eso, se relacionaba a este dios con el castigo que esperaba en la otra vida a aquellos que cometían perjurio.
No resulta nada extraño que en el mundo clásico hubiera una deidad cuya única función consistía en castigar a los que faltaban a su palabra. En un momento donde los contratos escritos son algo realmente extraño, la palabra de una persona es valiosa. De este modo, jurar en vano es un pecado grave, que debilita toda la estructura de la sociedad.
Al dios Orcus se le representaba como un gigante velludo y de largas barbas. Cabe decir que la palabra orco se emplea también para designar a unos seres gigantes, normalmente desaliñados y malvados en la literatura infantil, y especialmente en las novelas de J.R.R. Tolkien. De este término se deriva nuestra palabra «ogro».
Con el paso del tiempo, Orcus se convirtió en una de las denominaciones del dios latino del mundo subterráneo. Así, esta deidad era conocida por tres nombres: Plutón, Orco y Dis Pater. De manera que estos dos cuerpos celestes, Plutón y Orco, que comparten la misma órbita, se pueden considerar como dos aspectos de la misma energía.
Resulta interesante traducir el tercer nombre del dios: «Dis Pater». Esta expresión significa literalmente, «el padre rico». Esto remite a la idea de que el dios del inframundo era inmensamente rico, puesto que a él pertenecían todos los tesoros que esconde la tierra, los minerales preciosos. Desde un punto de vista simbólico, hay algo que se pierde un poco en algunas interpretaciones de Plutón, y es esa característica de poseer riquezas, que, desde mi punto de vista, se recupera en la posición de Orco.
Las riquezas que trae Orco a nuestra vida no son pepitas de oro ni diamantes, sino todo aquello que resplandece como conocimiento recuperado de nuestro mundo interior. El propio Orco astronómico tiene un satélite que recibe el nombre de Vanth, un demonio femenino etrusco que acompañaba a las almas en su viaje al mundo inferior iluminándose con una antorcha.
Orco guarda para nosotros grandes tesoros que sólo podemos encontrar si tomamos de la mano a su enviada Vanth y nos introducimos en los territorios de nuestra propia sombra psicológica. Para ello, tenemos que aprender a ser fieles a nosotros mismos, a la promesa de llegar hasta el final en nuestro desarrollo personal. Incumplir este compromiso, sin duda nos traerá la ira del dios.
Orco tiene un período de rotación en torno al sol de 248 años, el mismo de Plutón. Por tanto, no es conveniente analizarlo por su posición en los signos cuando hacemos un estudio natal, pero sí puede ser muy interesante estudiarlo en su ubicación por casa. Ese será el lugar donde el planeta guarda sus tesoros.